Son miles las familias las que han sido engañadas por un una dirección de académicos que está convencido que con la educación se lucra, que se trata de un simple negocio.
Esta vez no se la llevarán tan fácil. No basta con la renuncia de Avendaño, se requiere una mirada más amplia, se requiere transformar a la Utem para que esté al servicio de Chile y así enfrentar lo complejo de un siglo que recién comienza.
Esta tarea es histórica por donde se le mire. Acá se juega la vida de una institución pública que ha cobijado a miles de estudiantes provenientes de los estratos medios y bajos que con el mayor esfuerzo han confiado en la Utem para transformar su vida cotidiana, obteniendo un título para poder devolver a los suyos todo el esfuerzo realizado.
Pero esta clase soberbia de sujetos encabezada por Avendaño todo eso les da lo mismo. Sus intereses particulares han ensuciado a mucha gente, a genuinos sentimientos y honestas motivaciones.
Creemos firmemente que el modelito que impusieron se agotó y fracaso. Llegó el momento de las mayorías, de los alegres, de los solidarios y solidarias. Llegó la hora de la transparencia, de la honestidad, de mirar a los ojos. LLegó el momento de aprovechar esta crisis y convertir a nuestra institución en una de las mejores del país, al punto de que ninguna institución privada podrá superarla en el mediano plazo.
Para eso estamos, para triunfos colectivos y para desterrar el festejo de los particulares.
La Sub Comandancia
(desde ahora SUBCO)
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